La Condición Humana
Hannah Arendt fue una filósofa y teórica política alemana de origen judío. Su obra La Condición Humana es una obra fundamental para la antropología filosófica.
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«El artificio humano del mundo separa la existencia humana de toda circunstancia meramente animal, pero la propia vida queda al margen de este mundo artificial».
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Arendt explica brevemente el desarrollo de la tecnología y cómo ha evolucionado al punto de llevar un satélite al espacio; de esta manera, empieza a enlazar esta hazaña del hombre con la propia pregunta: ¿quién es el ser humano? Según Arendt, en el ser humano existe una inquietud para escapar de él mismo, de la propia condición humana que, de cierta forma, es límite y posibilidad a la vez. Asimismo, Arendt explica que, si bien el ser humano puede realizar actividades científicas, tiene que existir una discusión política, social y cultural; es decir, hay que reflexionar sobre y para la acción. No hay que hacer lo que los científicos pueden, sino pensar, entre todos, si es bueno efectuarlo o no.
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La teórica alemana nacionalizada estadounidense explica que somos seres limitados por una serie de condiciones, pero de esas condiciones que nos limitan hacemos una posibilidad de creación, a través de la acción, el trabajo y la labor. La labor es la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo humano, cuyo espontáneo crecimiento, metabolismo y decadencia final están ligados a las necesidades vitales producidas y alimentadas por la labor en el proceso de la vida. La condición humana de la labor es la misma vida. Por su parte, el trabajo es la actividad que corresponde a lo natural de la exigencia del hombre, que no está inmerso en él constantemente repetido ciclo vital de la especie, ni cuya mortalidad queda compensada por dicho ciclo. El trabajo proporciona un artificial mundo de cosas, claramente distintas de todas las circunstancias naturales. Dentro de sus límites se alberga cada una de las vidas individuales mientras que este mundo sobrevive y trasciende a todas ellas. La condición humana del trabajo es la mundanidad. Finalmente, la acción es la única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia. Esta corresponde a la condición humana de la pluralidad; el hecho de que los hombres, no el hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo. Mientras que todos los aspectos de la condición humana están de algún modo relacionados con la política, esta pluralidad es específicamente la condición de toda la vida política. La totalidad de este enfoque es importante porque estructura la visión de la vita activa y no son solo formas de hacer cosas, sino modos fundamentales de estar en el mundo.
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Posterior a esto, Hannah Arendt se pregunta sobre por qué siempre se formula la pregunta ¿qué es el ser humano? En lugar de ¿quién es el ser humano? Ella afirma que, si se plantea esta primera pregunta, se supondría que la esencia del hombre se puede definir, se describiría como un objeto; es decir, desde un punto de vista objetivante. Esta mirada externa olvida el hecho que quien se hace la pregunta es un ser humano. Por este motivo, se establece una distancia entre quien pregunta y el objeto de la pregunta. Hannah Arendt usa un término fundamental en su obra «tendríamos que saltar nuestra propia sombra» como una crítica a la pretensión de definir la esencia del ser humano desde una posición externa y ajena a su propia condición.
Del mismo modo, si se asume que existe una naturaleza humana, ¿quién decide dónde comienza “lo natural” y dónde “lo antinatural”? El ser humano se cree con la autoridad de definir al hombre. Además, según Arendt, solo una instancia que se cree superior o exterior a la humanidad podría definir, desde afuera, dicha esencia. Por lo cual, concluye que toda filosofía esencialista es peligrosa. Toda esas personas o movimientos que te indican qué hacer por la razón de que es “natural” es categóricamente riesgoso, ya que no te permiten pensar, entonces, todos actuarían como máquinas.
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Hannah Arendt explica esto en 1958, durante un período posterior a la Segunda Guerra Mundial y a inicios de la Guerra Fría, que dejó a un mundo herido, traumado y que necesitaba replantearse quién es el ser humano. Arendt, como sobreviviente judía, analiza las consecuencias de adherirse acríticamente a una ideología y destaca la necesidad de ejercer el pensamiento autónomo.